Fuente: LA VOZ DE GALICIA
El furtivismo siegue siendo uno de los principales ámbitos de actuación de la Policía Autonómica, junto con la investigación de incendios forestales y la protección del medio ambiente. Fruto de la presión que los agentes pontevedreses realizaron en los bancos marisqueros del entorno de la comarca capitalina, que se tradujeron la realización de numerosos dispositivos en distintas zonas de los arenales de Lourizán a lo largo del pasado año, se pudo intervenir más de una tonelada de almeja japónica extraída irregularmente.
La memoria anual de este cuerpo referida al 2019 recoge, asimismo, que, además de los 1.068 kilos de bivalvos, se decomisaron toda clase de aparejos de pesca y embarcaciones en lo que estrictamente se refiere a Lourizán.
Y es que en el global de la comarca de Pontevedra, los agentes adscritos a la Jefatura capitalina llevaron a cabo un millar de operativos policiales que se saldaron con la incoación de 73 denuncias, la realización de 1.973 inspecciones y la detención de trece furtivos. Asimismo, la estadística oficial recoge la intervención de cerca de medio centenar, concretamente 43, vehículos que presumiblemente empleaban los sospechosos en su actividad ilícita.
Lo cierto es que la incidencia que el furtivismo está teniendo en los bancos marisqueros de Pontevedra está generando preocupación en el seno de la Policía Autonómica. Esto explica, entre otras cuestiones, que el cuerpo se haya marcado el objetivo de potenciar la lucha contra esta actividad ilegal, de tal modo que se buscaría «incrementar a actividade investigativa do furtivismo na zona de Pontevedra». De igual modo, los otros dos retos en este ámbito son los de «estudiar a posibilidade de utilizar drones en situación de risco», así como alcanzar una «maior especialización contra o furtivismo submarino».
De igual modo, la memoria anual del cuerpo no solo alude a estos operativos en Lourizán, sino que también destaca otras dos operaciones vinculadas con Pontevedra y que tuvieron lugar el pasado año. Una de ellas, la bautizada como operación Noite, tuvo su origen en la ría de Ferrol y se centró en un grupo de personas que estaría extrayendo irregularmente vieiras para, posteriormente, comercializarlas en A Coruña y Pontevedra.
Fueron arrestadas una decena de personas que «formaban un grupo perfectamente organizado, no que se realizaba dende a captura da vieira mediante mergulladores, persoas que realizaban contravixilancias ás forzas e corpos de seguridade, e outras que se ocupaban do transporte e venda do produto», añaden al respecto.
